EDUCACIÓN
Para volver a clases, colegios invirtieron en desinfectantes y tapetes, pero no en lo clave: ventilación
Regreso a las aulas, tapetes y dispensadores de geles, pero algunos expertos dicen que la clave está en garantizar que el aire se renueve totalmente mínimo cada 15 minutos.
En los colegios que aplicarán el modelo de alternancia habrá desinfectantes por montón, tapetes para limpiarse los zapatos, seguramente modernos termómetros para toma de temperatura, pero faltó lo más importante: tener en la mira que el virus se transmite por el aire.
Después de que se decretara la emergencia sanitaria en Bogotá por cuenta del coronavirus, una medida que obligó a cerrar los colegios y a continuar con el calendario escolar desde casa, esta semana reiniciaron las clases presenciales los jardines infantiles y colegios privados y desde el 15 de febrero lo harán los colegios públicos, siempre y cuando estén habilitados por las secretarías de Educación y Salud.
De esta manera, las niñas, niños y jóvenes de la ciudad regresarán a las aulas de manera gradual, progresiva y segura, a través del plan que se estructuró durante el segundo semestre de 2020. Sin embargo, el regreso genera temor en padres y maestros, dado que algunos consideran que no existen las garantías para volver a las aulas. Desde Fecode han manifestado que los protocolos de bioseguridad no garantizan un retorno seguro.
Para el profesor Néstor Rojas, líder del Grupo de Investigación en Calidad del Aire de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), más allá de las medidas como tapetes de desinfección y rociar a las personas con desinfectante, lo más efectivo es centrarse en que en las instituciones educativas haya buena ventilación.
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Aire nuevo cada 15 minutos
Ya sea natural –abriendo puertas y ventanas–, mecánica –mediante ventiladores o aires acondicionados– o híbrida, es importante garantizar que el aire no recircule, y por el contrario se renueve totalmente mínimo cada 15 minutos.
Explica que para que la ventilación natural sea óptima no basta con abrir una ventana o una puerta, lo que se recomienda es la ventilación cruzada, es decir, con ventanas y puertas abiertas en lados opuestos.
Agrega que, “en relación con la ventilación mecánica –utilizada sobre todo en colegios de climas cálidos– los ventiladores se pueden ubicar hacia afuera de la ventana o de la puerta, de manera que el aparato expulse el aire que pueda estar contaminado. Si esta se realiza con aire acondicionado, lo ideal es que la máquina tenga la capacidad para tomar el aire del espacio en el que se encuentre ubicado, filtrarlo o renovarlo y regresarlo limpio. La mayoría de aires acondicionados que se venden en el país son tipo split, los cuales enfrían y recirculan el aire”.
El profesor Rojas menciona que “el CO2 o dióxido de carbono es un indicador de la calidad de la ventilación porque es el gas que exhalamos cada vez que respiramos. Cuando este se acumula, indica que no hay buena renovación del aire, pero si su concentración es baja quiere decir que la ventilación es óptima”.
Por eso considera que la medición del dióxido de carbono en ambientes cerrados –como las aulas de clases– debe formar parte de las estrategias de mitigación del covid-19, junto con las otras medidas de bioseguridad dispuestas por organismos internacionales como la OMS y acatadas por el Ministerio de Salud: uso de tapabocas, lavado de manos y distanciamiento de 2m, entre otras.
¿Por qué la ventilación es vital?
El experto señala que en el aire ambiente la concentración de dióxido de carbono es de 400 partes por millón (ppm) y es relativamente constante, por lo que sirve como referencia. En espacios cerrados es aceptable que esta medida esté por debajo de las 1.000 ppm, lo que indicaría que la calidad del aire es óptima.
No obstante, en un escenario de pandemia como el actual, en el que además varias ciudades del país realizan importantes esfuerzos para aplanar la curva de la segunda ola o pico de contagios, las concentraciones de CO2 deben estar por debajo de las 700 ppm, lo que indica que la cantidad de aire exhalado sería del 1 %.
Así, la relevancia de ventilar los espacios cerrados tiene que ver con disminuir el riesgo de contagio mediante la inhalación de aerosoles –pequeñas partículas o gotas en suspensión, en este caso del virus– que se van acumulando en el ambiente cuando la renovación del aire no es óptima.
Según el docente, dichas mediciones son esenciales en todos los espacios donde confluyan personas no convivientes, es decir colegios, oficinas y locales comerciales, entre otros.
Además se pueden realizar con equipos existentes en el mercado, fáciles de usar y de bajo costo. Uno de ellos es un medidor de dióxido de carbono, cuyo precio oscila en el país entre 500.000 pesos y 2 millones de pesos; también se encuentran varios tipos de filtro de aire, los cuales retienen las partículas contaminantes, en este caso de covid-19.
El profesor reconoce que aunque pareciera ser un tema muy técnico, el Grupo de Investigación en Calidad del Aire de la UNAL está listo para prestar asesoría a los colegios del país en esta área y así garantizar un óptimo control de la ventilación que permita un regreso a clases seguro.